Seguimos repasando la geografía española por medio de los clubes de la División de Honor. El siguiente destino es Huesca. Un club recién llegado esta temporada a la DH3 después de varios años urdiendo el plan en la categoría Nacional para regresar a la máxima categoría del fútbol formativo. José Miguel Sobrevia, el capitán del barco oscense, nos hará un repaso a cómo trabaja el club la categoría y cómo afrontará el equipo lo que resta de temporada que estará lleno de emociones para la S.D. Huesca.
¿Cómo se inició en el mundo del entrenador de fútbol? ¿Qué le llamó la atención?
Como muchos yo jugaba. Tengo 45 años y empecé a entrenar a los 15. Jugaba no a nivel profesional en el fútbol base de aquí del Huesca. Me gustaba lo de entrenar porque me fijaba en los entrenadores y mis primeros pinitos fueron con alevines. He pasado por muchísimas categorías, desde los más pequeños hasta Tercera División.
Como dirán en el resto de los compañeros, es una profesión que te engancha, te sacas los cursos y conoces mucha gente, viajas para conocer cómo se trabaja en otros sitios, lees mucho para formarte. Entonces, no es por un detalle u otro, sino un conjunto de cosas que rodean al fútbol lo que te llama la atención. Además, en fútbol base te gusta aportar e intentar formar a los jugadores para que progresen con la ilusión de que alguno de ellos pueda jugar en las categorías más altas.
¿Qué destaca de usted como entrenador? ¿A qué facetas le da más importancia?
Son muchas, una por encima de otra no sería justo, pero si que al cabo de los años apuesto más por el aspecto mental. Un equipo si no tiene calidad, fortaleza o ímpetu vas cojo, pero la mentalidad es la base de todo. Los jugadores deben tener comportamiento colectivo, que el jugador tenga capacidad de superación, tener una buena mentalidad para progresar a nivel técnico y táctico. Puede haber jugadores que tengan carencias, pero deben tener la inteligencia para saber qué es lo que tienen que mejorar. Ves jugadores que son despiertos de mente que por muchas limitaciones que tengan, al final son los que progresan.
En un vestuario es lo que dice mucha gente, “una manzana podrida” te puede fastidiar al resto y por eso jugadores que tengan una mentalidad positiva y que asuman su rol son los que tendrán fácil trabajar un estilo, un sistema o una idea. Pero ante todo tiene que haber predisposición, que hoy en día cuesta porque está el tema de los padres o representantes que a veces tú intentas inculcarles esos valores y, sin embargo, desde fuera les inculcan el egoísmo.
¿Cómo es la S.D. Huesca? ¿Qué tiene de especial el club?
Es un club que en los últimos años ha tenido un crecimiento vertiginoso. Ha crecido más deprisa con respecto a los medios que tenemos porque hasta hace poco era un club de Segunda B. En el tema del fútbol base hay un proyecto de ciudad deportiva y de residencia que está en ello, pero a día de hoy los medios son los antiguos. Llevamos el nombre de un club profesional, pero todavía hay distancia entre el fútbol base y las exigencias del primer equipo.
Hay mucha implicación por parte de todo el mundo. Los jugadores son todos seguidores del primer equipo, todos tienen esa ilusión de algún día poder llegar. Por tanto, es un club que está en proceso de tener unos medios y unas instalaciones acordes al nombre del club y del nivel del primer equipo. Confiamos en que ese proyecto siga adelante y de ese ímpetu al fútbol base.
La pasada campaña el juvenil A consiguió el ascenso a la División de Honor. ¿Cómo se vivió desde dentro del equipo?
Era una obligación y un objetivo que nos habíamos puesto porque, además, el año pasado el primer equipo estaba en Primera División, incluso estando ahora en Segunda. Creíamos que era muy importante estar en División de Honor porque la pirámide del fútbol base está representada en esta categoría. Entonces, conseguimos algo que queríamos mucho y con la satisfacción del deber cumplido. Dimos al fútbol base ya no solo de nuestro club, sino de toda la provincia un equipo en una categoría nacional que, sobre todo, es el filtro final del fútbol base para darles a los jugadores esa madurez si queremos que estén preparados para dar el salto justo cuando acaban la etapa formativa.
Este año ya en División de Honor, ¿cómo se afrontó el reto? ¿Qué objetivos se marcaron al inicio de temporada?
Desde el inicio el reto era la permanencia, en lo que estamos ahora mismo, y nos está costando mucho. Somos un club con los medios de antes, una ciudad de 50.000 habitantes, una provincia de 200.000 y estamos jugando contra auténticos transatlánticos que tienen muchísimos más jugadores para elegir con un fútbol base más potente. Las categorías inferiores de la provincia de Huesca son de un nivel más bajo que el que hay en otras. Por ejemplo, mis jugadores nunca sabían que era competir de mitad de tabla para abajo y se les nota en las cabezas.
Además, hay otros clubes que tiene tradición de apostar desde abajo muy fuerte, con jugadores de fuera, con sus residencias y eso se nota. Hablas con otros compañeros entrenadores, te cuentan como funciona y hay una gran diferencia con nosotros en cuanto a eso. Pero aprendemos mucho e intentamos realizar el máximo esfuerzo para conservar una categoría tan bonita y que para las aspiraciones del club es muy importante.
Con respecto a los jugadores, ¿cómo trabaja el grupo? ¿Cómo juega el juvenil A del Huesca?
Cada partido es una historia diferente. Cuando nos enfrentamos a equipos de arriba realizamos un planteamiento con factores de fortalecer tus situaciones defensivas. Por mucho que quieras van a tener el balón más tiempo que tú con mucho orden e ideas claras. Por otro lado, cuando juegas con rivales más directos intentas plantear los partidos con esa doble cara de intentar mantener el trabajo defensivo y tener las ideas claras de poder afrontar con balón.
Conforme marcha la clasificación actualmente, vamos a ver una disputada batalla por la permanencia entre Huesca, Ebro, San Francisco o Casablanca. ¿Cómo afronta el equipo este final de temporada?
Supongo que como los demás, intentando dar el do de pecho, el último esfuerzo en este mes y medio. Con toda la intensidad posible teniendo la cabeza fría y el corazón caliente. Echar toda la carne en el asador, pero sabiendo llevarlo desde la cabeza porque entrar en situaciones de ansiedad o precipitación en jugadores tan jóvenes no les ayuda en nada.
De cara a conseguir la permanencia, ¿habría alguna promesa o celebración especial por parte del equipo?
Eso son cosas más de los jugadores. Nosotros bastante tenemos en este tramo de temporada con muchas bajas. Lo principal es centrarnos en estos partidos que nos quedan y se consigue o no ya habrá tiempo para lo que toque.
Para terminar, ¿cómo se ve usted de cara al futuro? ¿Seguir en el club dentro del fútbol formativo o tener nuevas experiencias?
Yo me considero un técnico de club y si aquí cuenta conmigo seguiré. Además, yo hago otras facetas dentro de la entidad. Es verdad que es una categoría que desgasta mucho y depende de objetivos y demás tampoco me importaría que hubiese un relevo con algún compañero que viniera con las pilas más cargadas. Yo seguiría trabajando dentro del club en las funciones que creyesen más convenientes. Ante todo, yo en cualquier sitio que he estado me he considerado técnico de club y a la entera disposición de lo que me dijeran los responsables.
Foto: S.D. Huesca