Este partido de la vigésimo séptima jornada de liga de la categoría Juvenil División de Honor enfrentaba en el Anexo José de Zorrilla a dos conjuntos que están peleando por metas bien diferentes en este final de temporada. Por un lado, el Real Valladolid, que venía de una dinámica muy positiva durante sus últimos tres partidos, donde ganó cómodamente al Almendralejo en casa, e hizo lo propio para resolver sus dos siguientes salidas, en campos tan difíciles como lo son el José Sanfiz de Aravaca y el estadio Nueva Balastera, del CI Amistad. Además de los resultados, las sensaciones que transmitía el equipo desde su última derrota en Vallecas, hace más de un mes, eran tan buenas por la manera en la que lo conseguieron: en estos últimos tres partidos, el equipo vallisoletano había mantenido su portería a cero durante los noventa minutos, con un total de diez goles a su favor, lo que daba muestras de ser un equipo muy sólido en defensa y con jugadores muy determinantes y de mucha calidad en sus posiciones más ofensivas. Por su parte, el Unión Adarve afrontaba su último desplazamiento fuera de territorio madrileño, situado en este tramo final de temporada en una situación competitiva, donde se quería prever allá por la primera vuelta cuando no obtuvo tantos resultados positivos como esta segunda. Más que por los resultados, que también, el conjunto liderado por Javier Vázquez confiaba plenamente en sus posibilidades, animados por  las buenas impresiones en esta recta final, donde desde enero solo habían perdido contra los tres primeros clasificados (Atlético de Madrid, Real Madrid y Rayo Vallecano) y el Alcorcón.

El Real Valladolid se disponía con un 1-4-2-3-1 con los siguientes jugadores: Maxi; Iker, David Gómez, Poveda, Cerro; David Sanz, Baba,  Dalisson, Arroyo, Rafa; Óscar.

El Unión Adarve formaba un 1-4-3-3 con: Monte; Jaime, Patri, Gende, Pérez; Davo, Chechu, Cámara; Manu, Kike, Monroy.

Los lobos plantearon un partido arriesgado, atrevido e incluso osado en algunos momentos, ya que salieron desde el primer minuto a jugar en campo pucelano, tratando de tú a tú a los pupilos de Javi Baraja. Sin balón, la presión del conjunto rojinegro fue muy adelantada, haciendo ocupaciones del terreno de juego más altas, con el objetivo de que el Valladolid no estuviera tan cómodo como le gusta, con su juego combinativo y de posesión. Con balón, buscaron un juego directo como en ellos es habitual, o siendo muy verticales en sus transiciones ofensivas una vez recuperaban el balón. Lo tuvieron claro, siendo conscientes de que enfrente estaba el cuarto clasificado, y que cualquier fallo o cualquier espacio dejado a la espalda de la línea defensiva fruto de ese pressing tan avanzado, podría perjudicarles.

Y así sucedió, aunque no fue en ninguna de estas acciones del juego, sino por otras incluso más importantes, como las acciones a balón parado. Al igual que hace dos semanas en Vallecas, el  Adarve vio condicionada muy pronto su idea de partido por un gol encajado en el minuto 15, cuando en un corner, el encargado de lanzar todas las estrategias de su equipo, Dalisson realizó un buen centro buscando el segundo, donde encontró el pie del pichichi Óscar, que estableció el 1-0 y otro gol más a su casillero en la tabla de goleadores.

Este gol supuso un mazazo para los visitantes, y condicionó el partido a favor del conjunto pucelano, pero no modificó el plan de partido que los rojinegros traían desde Madrid. A partir de aquí, el encuentro entró en una fase donde el  Adarve quería pero no podía inquietar la portería defendida por Maxi. El Valladolid, por su parte, no tuvo problemas en esperar los intentos de acometidas de su rival, tratando de lanzar rápidos contraataques para plantarse solos con metros para correr en los espacios que dejaba la línea defensiva madrileña.

A punto estuvo de empatar el Adarve, que ya cantaba gol en una jugada en la que el central blanquivioleta, Poveda, sacó sobre la línea de gol un balón que se colaba en su meta, con Maxi ya batido. Pasados unos minutos, continuaba el guión del partido hasta que, en el 38, un balón largo buscando la carrera de Dalisson por banda derecha, parecía que se veía abortada por Patri en la cobertura, pero el rechace favoreció al atacante y le dejó en una buena disposición para meter un centro medido a la cabeza de Babá, que entró con mucha fuerza y aprovechó su poderío físico para poner el 2-0 a través de un testarazo. Este gol sí supuso un varapalo mayor que el primero para el Adarve, que se fue al descanso con la percepción de que el resultado no reflejaba el trabajo y el esfuerzo que estaban llevando a cabo sus chicos, pero con la sensación de que el rival, gracias a la calidad individual de sus futbolistas, en un día en el que no estaban tan entonados de manera colectiva, resolvía el partido por ser más determinante, por  tener más calidad en los metros finales y por fallos de concentración que marcan un partido.

Al igual que en Vallecas (donde el partido guarda varias semejanzas), ya con todo perdido, los visitantes salieron a intentar completar una buena actuación que les dejara unas sensaciones favorables para afrontar su partido de la semana que viene contra el CI Amistad, y a partir de ahí, ver cómo se desarrollaba el partido.

La primera ocasión del segundo acto fue suya, cuando una internada por la banda izquierda de Pérez acabó con un disparo desde lejos de uno de los hombres de segunda línea del Adarve, que llegaban al área rival con efectivos. Poco después, los locales tuvieron la oportunidad de cerrar antes el encuentro tras un cabezazo que dio en el larguero de Rafa. Pero poco más tardaría en subir el 3-0 al electrónico, ya que en el minuto 67, otra vez en una mala defensa de un balón parado condenó a los visitantes. Esta vez, el lanzador fue Rafa, quien centró buscando un remate de Baba, a quien los defensores rojinegros negaron el doblete, pero quienes no consiguieron interceptar la segunda jugada de esa acción, cuando el balón le cayó al central, David Gómez, quien introdujo con su pie derecho el balón en las mallas.

Desde este tramo, hasta los noventa minutos finales, el Real Valladolid se dedicó a esperar replegado ante un Unión Adarve a quien le entregó el balón, porque no tenían la sensación de ser inquietados en ningún momento de cara a portería. Con lo justo por parte de ambos conjuntos se llegó al final del encuentro.