Se disputaba en Vallecas el encuentro perteneciente a la fecha 23 del Grupo 5 de División de Honor. El partido, que enfrentaba al Rayo Vallecano y al Real Valladolid (tercer y cuarto clasificado respectivamente), y que se mostraba como uno de los enfrentamientos de la jornada, no defraudó y ratificó las altas expectativas que presentaba, a priori, su apetecible cartel.

El Rayo llegaba al choque tras una trabajada victoria por la mínima en el campo del colista, el CP Almendralejo, y con una racha de cuatro victorias seguidas en el campeonato. Por su parte, en la pasada jornada el Valladolid empató en su feudo ante el Rayo Majadahonda, encontrándose inmerso en una dinámica muy positiva, habiendo conseguido 10 de los últimos 15 puntos posibles.

Los dos equipos disponían sus onces iniciales en la ciudad deportiva vallecana de la siguiente manera:

Rayo Vallecano, con una formación 1-4-2-3-1: Josete; Pablo, Castro, Luis Aguado, Raúl; Jorge, Juan Pedro, Aguirre, Álvaro Merencio, Chumi; Cano.

Real Valladolid, con sistema 1-4-1-4-1: David; Íker, Morante, Saeed, Álex; Luismi, Baba, Dalissón, Alvi, Adri; Óscar.

El partido tuvo dos actos claramente diferenciados. En la primera mitad, el Real Valladolid se sintió mucho más cómodo y llevó la iniciativa del encuentro, mostrándose superior.  Pero la ocasión inicial sería para el conjunto rayista, donde el delantero centro, Cano, realizaba una buena maniobra de espaldas en el área para marcharse de su defensor y su centro atrás lo remató Chumi, que no logró materializar el primero gol porque el disparo se fue rebotado a corner por un central visitante.

El Valladolid continuaba con la tónica general del partido, llevando el guión del mismo y buscando llegar a zonas de banda cercanas a la portería local, realizando una gran cantidad de centros laterales, donde la defensa vallecana se mostró muy sobria durante los noventa minutos. El Rayo afrontó el primer tiempo con un planteamiento donde realizaba un juego en corto desde su portero Josete a una primera línea, bien fuera con los centrales o laterales, bien con uno de sus dos mediocentros y buscaba sorprender con juego directo buscando la espalda de la defensa pucelana, o que Cano aguantara el balón y temporizara para su equipo.

En el minuto 20, una de las pocas apariciones ofensivas de los franjirrojos acabó en el 1-0. En una subida por banda derecha, Pablo, que se mostró muy ofensivo en este primer acto, llegó a línea de fondo y logró poner un centro raso al corazón del área pequeña, donde Aguirre con un toque sutil batió a David. Esto no hizo que el Valladolid le perdiera la cara al partido, y muestra de ello es que en el minuto 30 estuvo a punto de aprovechar una pérdida en la salida de balón de Raúl por la izquierda, provocando una situación de 2×2 donde el ariete visitante, Óscar, no lograba conectar un buen envío de Dalisson cuando se disponía a hacer el primero para su equipo. Y tres minutos más tarde se repitió la misma secuencia: Dalisson recibe con espacio en banda derecha, pone un centro al punto de penalti y estaba vez sí Óscar lograba anticiparse a su marca y remataba al primer toque estableciendo las tablas en el marcador.

Tras esto, el Real Valladolid dio un paso más hacia arriba y rondó las inmediaciones del área local, pero sin ocasiones claras de peligro antes del descanso.

A la vuelta de los vestuarios, la tónica del partido cambió por completo. El Valladolid se limitó a conservar el balón sin apenas profundidad las pocas veces que disponía de él y pasó a verse superado por el Rayo Vallecano, que tras recuperar el balón con una presión muy bien organizada, buscó volcar el juego por su lado izquierdo, con Álvaro Merencio como principal protagonista de las acciones iniciales del segundo acto. Fruto de ello, en el 49’ Álvaro encaró a su par, Íker, le regateó y su centro entre el portero y los centrales lo rozó finalmente David, lo justo para conseguir que la pelota, tras dar en Cano, saliera despedida en semifallo por encima de la portería.

A partir de aquí, el encuentro se descontroló y entró en una fase de continuas idas y vueltas que ninguno de los dos equipos supo cómo parar. Ángel Dongil pedía a sus pupilos calma con el balón y orden en la presión. De ahí surgió una oportunidad clarísima, en el minuto 59, cuando una pérdida en la salida de balón del Valladolid situó a Aguirre delante de David, pero definió con su pierna menos hábil, la izquierda, y mandó el balón por encima del travesaño con el portero ya batido. Siete minutos después, un buen pase de Chumi entre líneas dejaba a Merencio dentro del área libre de marca, pero su disparo lo rechazaba a corner David. Y en dicho balón parado llegó un buen servicio al segundo palo, donde esperaba Castro, que se elevó por encima de todos, y consiguió anotar el 2-1 para devolver la alegría a los locales.

Por su parte, el técnico vallisoletano Javier Baraja movía el banquillo para darle aire al equipo y revertir la situación. A partir de aquí el Real Valladolid intentó buscar el empate, aunque sin volcarse en exceso, y el Rayo trató de administrar bien su ventaja, intentando salir en algún contraataque, debido a los espacios que dejaban los visitantes a su espalda, para sentenciar el partido. Y en una transición ofensiva, los locales se desplegaron y con una secuencia de cuatro pases, finalizados con un buen servicio en largo de Cano, le permitió realizar al recién incorporado, Igor ,un magnífico control que le posibilitó la opción de definir con tranquilidad al fondo de la red y poner el definitivo 3-1 en el marcador.

La alegría de los rayistas contrastaba con las caras de los vallisoletanos, que, sin posibilidad apenas de reaccionar veían cómo en la última acción del partido Óscar estrellaba un remate de cabeza que cogió mucha parábola en el larguero de la portería defendida por Josete.

Concluiría así el partido, haciendo que no se produjeran variaciones de ninguno de los dos equipos en la tabla clasificatoria, pero con un aumento de ocho puntos entre ambos, que afianza al Rayo Vallecano como primero en la lucha por la persecución de Real Madrid y Atlético de Madrid.